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La doble pandemia de Ricard Camarena

Daniel Roldán

 

El cocinero valenciano abandona las herramientas y expone su visión de la cocina tras tres años de cambios.

Ricard Camarena ya estaba en pandemia cuando hace poco más de dos años el coronavirus nos encerró en casa. El chef valenciano decidió, para su ponencia de Madrid Fusión Alimentos de España, abandonar las herramientas, no cocinar sobre el escenario y hablar sobre cómo cambió su vida a principios de 2019. Ahí comenzó su particular pandemia, como él mismo explicó. «Me tuve que replantear qué hacía yo en la vida», explicó Camarena, apoyado por una presentación con dibujos de Paco Roca.

«Demasiadas veces pensé que estaba en el sitio inadecuado en el momento inadecuado», señaló el chef durante su charla, convertida en una reflexión personal sobre ese punto de inflexión en su carrera. Había, recordó Camarena, demasiados viajes interminables, congresos y despertares en hoteles que no sabía «dónde estaban». «Empiezo a renunciar a muchas cosas, a declinar invitaciones de forma muy dolorosa porque tienes miedo a perder visibilidad», dijo el cocinero valenciano. Camarena habló con la metáfora de la palanca. «Se invierte. La teníamos en modo dar y hacer felices a los demás y ahora esperamos recibir». Reconocimientos, estrellas… «El saco nunca está lleno». «Adquieres otro tipo de compromisos y no estás cocinando como hacías al principio», apuntó Camarena, que recalca que habla de su caso. Así, llegó marzo de 2020. «Y los dos meses de confinamiento confirmaron lo que yo pensaba».

El regreso a la pseudonormalidad tras el confinamiento trajo un ejercicio de flexibilidad y de renuncia «brutal». «Había que cocinar con lo que teníamos. Empezamos a trabajar con las cámaras frigoríficas llenas, con la mitad de gente y con lo que había», argumentó Camarena. Hay un nuevo impulso. Empieza a sentirse útil de nuevo. Vuelve la palanca al modo dar. «Adaptamos y flexibilizamos nuestra mirada». Es una reinterpretación de la perfección, un constante ver qué se puede hacer con los productos que están disponibles.

«Es adaptarse a la realidad, a la evolución de las cosas. El menú no lo elijo yo, lo eligen las circunstancias que estamos viviendo ese día porque no podemos renegar de lo que está ocurriendo. ¿Huelga de transportes? Vamos a ver lo que tenemos. Si hay lubina bien, si no, otra cosa», indicó el chef. «Tenemos más cosas que decir que no decimos en la cocina», añadió. Porque como decía Joan Manuel Serrat, «todo infortunio esconde alguna ventaja». Una máxima que Camarena ha hecho suya.

 

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